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El orgullo nacional

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Rafael Chacón | 2008-08-10, 7:20


Niña con la bandera de China
Todos los atletas que acuden a una cita olímpica vienen con el sueño de poder subirse al podio. Pero más allá de la gloria personal, en un evento como éste la verdadera recompensa está en tratar poner en lo más alto el nombre de su país.

El sentimiento, sin embargo, no es exclusivo sólo para los medallistas, ni siquiera para los atletas. Se contagia a todos, a ustedes, a mí, a mis colegas periodistas, técnicos, directivos y por supuesto al público local.

Todos sufrimos y nos emocionamos con la actuación de quienes representan a nuestros países, en cualquier parte del mundo.

En Pekín es igual, el orgullo por hospedar los juegos se respira en cada esquina. Y ese sentimiento es mayor cuando se trata de apoyar a sus atletas.

La ciudad está vestida de fiesta. Hay pancartas en todos lados con el lema de "un mundo, un sueño" a donde voltees. Pekín 2008 por aquí, bienvenidos por allá. Un impresionante despliegue mostrado por el Comité Organizador. Pero la verdadera celebración estaba en el rostro de la gente, en la de lo niños especialmente.

En el metro compartí un buen trayecto con uno que se veía había estado en el ceremonia de apertura. Estaba aferrado a su antorcha de juguete, esa que repartieron para dar vida a las gradas del nido. Y brincaba, reía, y no dejaba que nadie, ni su papá le sostuviera su antorcha por apenas un segundo. Lo hubieran visto tratando de amarrarse los zapatos.

Aprovechando que es fin de semana la gente se lanzó a la calle en una muestra de absoluta alegría. Bandanas, pañuelos y cintas rojas en la cabeza, camisetas con el mapa del país, con palabras de apoyo e incluso más de un "I Love China" escrito en ellas.

Bandera de China en forma de corazón
En los alrededores de la Plaza de Tiananmen no dejé de ver a cada paso caritas pintadas con la bandera y un ejército de vendedores a cada salida del metro ofreciendo las de verdad, en diversos tamaños y formatos.

Rectangulares, grandes y pequeñas, en forma de corazón y de un rojo intenso, con sus estrellas blancas en una esquina, para dejar en claro que ese latido es por la madre patria.

La gente vino de todos los rincones del país para ser parte la emoción. Los veía como yo, tratando de entender el metro de la capital, pidiendo direcciones, preguntando cómo llegar a tal o cual estadio.

Y dentro del complejo olímpico, aquellos que poseían las muy codiciadas entradas para alguno de los eventos saltaban de gusto, estallaban de alegría, pensando que verían a alguno de sus deportistas y que iban a poder auparlos desde las gradas, al grito de vamos China.

Supongo que ustedes sentirían lo mismo si tuvieran la oportunidad de ver a uno de sus deportistas en vivo. Pero estoy seguro que igual los apoyan desde la pantalla de su televisor. A fin de cuentas su gloria también es nuestra. ¿Están de acuerdo?

ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 04:41 AM del 11 Ago 2008, Claudia ó:

    Si a través del televisor ayer casi a las 2 am (hora local Caracas, Venezuela) mis amigos y yo desbordábamos de alegría saltando y gritando cuando empatamos en el 4to set de volleiball frente a los campeones mundiales, no puedo imaginar lo emocionante que debe ser presenciar en persona un juego olímpico donde el equipo o el atleta de tu propio país esté participando... Debe ser algo indescriptible... fascinante! Me encantó tu nota Fucho, sigue ayudándonos a seguir las olimpíadas con estos detalles tan emocionantes a través de tus palabras desde Pekin. Un abrazo desde Caracas.

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