Quisiera ser Dios
No tengo aires de grandeza. No me interesa ser motivo de adoración. Sólo deseo tener el poder de la omnipresencia si es cierto eso de que Dios está en todas partes y todo lo ve.
Cubrir unos Juegos Olímpicos no es nada fácil. Todo ocurre al mismo tiempo, o casi. Pekín es una fiesta deportiva en sus cuatro puntos cardinales.
El lema de estos Juegos es "Un mundo, un sueño", pero esto más bien se trata de un universo entero.
En eso coinciden otros colegas: no hay forma, se requieren poderes especiales. Un milagro quizás.
Las chicas corrían el maratón cuando Phelps se preparaba para entrar a la piscina a hacer historia con su octava medalla de oro. Poco después Venezuela caía ante Cuba en el voleibol femenino, momento en el yo corría para atrapar un autobús que me llevara a tiempo a la sede del tenis para presenciar la final González - Nadal.
Luego me toca volar al Nido, al bloque 105, donde está la mesa de 91ȱ Mundo. La cubana Yargelis Savigne viene con la mejor marca de la temporada en el salto triple y esta noche es la final. Ahí mismo se correrán también los 10.000 metros planos y hay tres mexicanos en la prueba. Y así, sin parar.
Porque en mi opinión atletismo es incluso más intenso que otros deportes.
Está bien, para muchos quizás el fútbol sea una de las disciplinas que levanta más pasiones en más personas sobre el planeta. Pero en un partido se juegan 90 minutos, y 30 más si hay un empate. Es decir, hay tiempo para presenciar el resultado, para digerirlo.
Pero en el deporte de pista y campo mientras unos saltan por la clasificación en el alto, el largo o el triple, al mismo tiempo otros lanzan un disco o un martillo, y más allá se corren los ochocientos, luego los cien en femenino, y más tarde será otra final. Así, sin parar.
Este domingo, por ejemplo, se definen 6 medallas en el Estadio Nacional.
Alguien me decía que por qué no me sentaba tranquilo frente a la TV. Al final, con sólo pasar los canales uno puede ver todo lo que ocurre.
Y sí, uno a veces tiene que conformarse con la imagen televisada, sobre todo si el otro evento que uno quiere ver está a kilómetros de distancia de donde uno se encuentra.
Pero no, no es lo mismo. Uno no sólo quiere ser un simple espectador en esta fiesta. Se buscan las historias, se trata de hablar con los atletas, con la mayor cantidad posible, para contarles a ustedes lo que pasó, lo que sintieron, de primera mano.
Uno quiere estar ahí. Y allá, y en el otro lado.
En el estadio de los trabajadores, en el cubo de agua, el velódromo de Pekín. En las canchas de béisbol, en los gimnasios de las universidades de Ciencia y Tecnología, de Ciencias Agronómicas, de Aereonáutica...
Toca entonces tratar de hacer una selección. Dónde ocurrirá la noticia, quién tiene oportunidad de ganar una medalla. Se ven los papeles y se apuesta. Se escoge y se cruza los dedos.
O se corre a última hora. Porque si ves que un atleta latinoamericano va a avanzando hacia la final vas por él.
Porque es distinto si él o ella te dice que está feliz, si te cuenta el orgullo que se siente por ganar una medalla.
Es único, indescriptible y un privilegio. Gracias a Dios que estoy acá.
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La misma pasion deberia sentir tus colegas periodistas, y ese anhelo de informacion y no cayendo en meterse en la vida de los demas sino simplemente informar y ya.
Pues desde aquí, también damos gracias a Dios que gente tan buena y sensible como tú, es la que esté disfrutando en primera fila de esa fiesta, ese sueño, ese universo, ese planeta, para que luego, a través de palabras e imágenes, la compartas con nosotros y haces que la vivamos contigo... Suerte! Y sigue contándonos historias!
Cuidate mucho!
De alguna forma, eres nuestro dios por aquellos lares ya que nos mandas tu visión de la vida en momentos que no viviremos.
Excelente trabajo! Gracias !