91ȱ

« Anterior | Principal | Próxima »

Las Paulas y los Alonzos de la Olimpiada

䲹ٱ𲵴ǰí:

Miguel Molina | 2008-08-01, 10:27

Clavadista se prepara para las olimpiadas (AFP)Es una historia vieja y a la vez más y menos sorprendente. Un domingo de hace dos olimpiadas me quejaba de que los juegos se habían convertido en negocio y tenían menos que ver con el deporte que con el dinero.

Refunfuñando y pensando en esas cosas, el martes pasado me acordé de Paula Barila Bolopa y de Alonzo Mourning, dos atletas cuyos caminos se cruzaron en Australia y volvieron a separarse para siempre sin que ellos se dieran cuenta.

Las historias de estos atletas en Sydney sirven para ilustrar lo que está pasando en Pekín y va a pasar en Londres. Los Juegos Olímpicos, que en el principio sirvieron para exaltar el amor al deporte y el asombro ante la capacidad del cuerpo, están en manos de los concesionarios, los patrocinadores y los anunciantes, y las sumas de dinero que se manejan cada cuatro años son cada vez mayores.

Paula y Alonzo

Paula tenía dieciocho años, era nadadora, compitió en los cincuenta metros y llegó en último lugar. Hizo el peor tiempo de la historia. Cuando le preguntaron cómo se había sentido, admitió que nunca pensó que cincuenta metros fueran tan largos, porque en su país -Guinea Ecuatorial- hay sólo dos piscinas de veinte metros llenas de turistas.

Lo último -y lo primero- que se supo de ella es que era cajera de un supermercado quién sabe dónde. En internet hay cincuenta y cinco mil referencias a su nombre, y al menos en las primeras cinco páginas casi todas mencionan su atrevimiento y el tiempo que le tomó consumarlo. No se sabe más.

Alonzo tenía veintiuno y ya era millonario porque era basquetbolista profesional en Estados Unidos. Tres años después de ganar la medalla de oro en Sydney tuvo que someterse a un transplante de riñón y volvió a jugar como antes, que era como nunca. .

Hay más de seiscientas mil referencias a su nombre en internet y al menos las primeras cinco páginas de Google son de sitios que se refieren a él.

Pero eso es en Google. En el deporte olímpico hay más Paulas que Alonzos.

Paréntesis ciclista

La semana pasada, una investigación del Servicio Mundial de la 91ȱ dio a conocer documentos que sugieren que los organizadores de un evento ciclista japonés habrían pagado unos tres millones de dólares para que su disciplina se volviera deporte olímpico.

Tanto la Unión Ciclista Internacional como Hein Verbruggen (quien y era presidente de la UCI cuando se produjeron los pagos), sostienen que no hubo nada irregular, y, aunque resulta difícil entender cómo se pueden construir pistas con boletos de avión para que Verbruggen volara a Holanda, su país natal.

Estas olimpiadas llegan a usted por cortesía

Los patrocinadores son la gran cosa. Coca-Cola, Atos Origin, GE, Johnson & Johnson, Kodak, Lenovo, Manulife, McDonald's, Omega, Panasonic, Samsung y Visa representan casi novecientos millones de dólares para el movimiento olímpico.

Más representan la televisión y el radio de aquí y de allá pero sobre todo la estadounidense National Broadcasting Company (NBC).

(en realidad mil setecientos treinta y siete millones de dólares, pero los treinta y siete millones son poca cosa comparados con el resto), más del doble de lo que costaron los juegos de Atlanta hace apenas doce años.

Una voz del pasado

De los juegos de Sydney vuelve la voz de Glen-Marie Frost, del equipo que organizó la olimpiada:

"No puedes tener los juegos olímpicos sin tener patrocinadores. Te guste o no te guste, es una cosa comercial", dijo Frost a la 91ȱ hace ocho años.

Frost fue firme. Portavoz en Australia y periodista en Gran Bretaña conversaban "porque las cadenas más importantes del mundo están pagando miles de millones de dólares", y si no hubiera sido por eso "ni siquiera podríamos tener este tipo de comunicación".

Tal vez lo de la comunicación resulte exagerado. En este nuevo siglo es cada vez más difícil estar ilocalizable.

Pronto habrá tiempo de ver a los mejores del mundo sin pensar en las marcas que anuncian, y para investigar cuántas nuevas pistas de ciclismo hay en Guinea Ecuatorial, o quiénes fueron .


ComentariosAñada su comentario

  • 1. A las 04:59 PM del 01 Ago 2008, Mauricio Duque Arrubla ó:

    Tal vez valga la pena que los ejecutivos de las cadenas de TV de mi país sepan que no me interesa ver ni un minuto de los olímpicos. Tal vez solo la inauguración y la veré en los noticieros. pero ellos ya me deben tener en su cálculos multimillonarios como parte de la gente rara que no siente emoción al ver desgañitándose a otros.
    Pero no siempre es así, me gustan los partidos de tenis, fútbol y beisbol, tan comerciales como los olímpicos pero menos aburridores por tanto ruido que han creado con Pekín (una Pekín sucia, corrupta, opresiva que no va con mi mundo ideal)

  • 2. A las 08:52 PM del 07 Ago 2008, jose manuel espinosa de los monteros perez ó:

    Buscando En El Pasado

    Cuando he leido tu comentario y echado un vistazo a los enlaces me ha venido a la mente la transformación que han ido experimentando los propios Juegos.
    Me he preguntado por qué desaparecieron los JJOO en la Antigüedad. Los Juegos eran fiestas religiosas, culturales y deportivas que se celebraban en la antigua Grecia en honor a los dioses mayores. Se trataba de ser el mejor, compitiendo en buena lid y sabiendo que los esfuerzos y victorias servían y rendían honores a sus dioses, sin premios en metálico.
    A medida que los Juegos se hacían populares y se expandían a otros lugares, sería cuestión de extenderse y hablar de Macedonia, Grecia, el Imperio Romano, esos dioses fueron sustituidos por soberanos y dioses humanos y fue así como se fue desvirtuando el primitivo espíritu olímpico.
    Pues ahí tenemos el motivos de los Alonzos y las Paulas. ¿A qué dioses sirven hoy los atletas? ¿Cuáles son los dioses o ídolos que tenemos? ¿Y quién quiere o desea el espíritu olímpico? Nadie. Sólo dinero y vanagloria para que el mundo entero sepa que uno es el mejor. Los primitivos atletas no recibían dinero, (¿una manzana o una rama de olivo?) y sabían que no eran los mejores, (porque los mejores eran los dioses mayores)
    El espíritu es difícil de definir, pero si echamos un ojo a la amistad que forjaron Jesse Owen y Lutz Long a partir de los JJOO de Berlín en 1936 y el uso que Adolf Hitler hizo de ellos, barbaridades aparte, podremos comprender lo que es espíritu olímpico y lo que es el manejo político y económico y el individualismo que prima hoy no sólo en los Juegos.

91ȱ iD

91ȱ navigation

91ȱ © 2014 El contenido de las páginas externas no es responsabilidad de la 91ȱ.

Para ver esta página tal cual fue diseñada, debe utilizar un navegador de internet actualizado, que tenga habilitado el uso de hojas de estilo en cascada (CSS, por Cascading Stylesheets en inglés). Aunque en el navegador que está utilizando podrá ver el contenido de la página, no será presentado de la mejor forma posible. Por favor, evalúe la posibilidad de actualizar su navegador y/o habilitar el uso de CSS.