El misterio de Scolari y su llegada al Chelski
Felipão Scolari será el próximo entrenador del Chelski, como suelen llamar al Chelsea FC en Londres, aludiendo a la nacionalidad de su propietario, Roman Abramovich.
El ruso ordenó a su gente informar de la contratación antes de finalizar la Eurocopa, mientras todos hablan de lo bien que juega Portugal y de la mano maestra de su entrenador brasileño.
Así, todos se olvidan de la impresión negativa que el club dio al defenestrar a José Mourinho, que le dio al club varios títulos, y a Avram Grant, que no ganó pero sólo perdió por un pelo la liga inglesa y la Champions League.
Felipão había pedido que el anuncio se hiciera tras finalizar la Eurocopa, pero el club no quiso esperar. Comienza bien, esta relación, con una traición.
El brasileño ya conoce los puntos que calza su nuevo empleador.
El cargo de director técnico del Chelsea es uno de los más difíciles del mundo futbolístico, debido a la megalomanía del propietario, que desprecia a los débiles de carácter y detesta a los fuertes que le hacen frente.
Abramovich ya no sabe qué hacer. Comenzó con un técnico complaciente, el italiano Ranieri; siguió con un fanfarrón díscolo, el portugués Mourinho; luego ensayó con otro complaciente, el israelí Grant, y ahora apuesta por el latinoamericano más duro de todos.
Duro pero con una diferencia.
Scolari puede ser un ogro con los jugadores, pero sabe muy bien de qué lado calienta el sol y atenderá con una sonrisa todas las indicaciones del propietario, cuya ambición es que el Chelsea juegue como Brasil y Alemania, si este híbrido fuera posible.
Arte y fuerza, todo junto. Fácil, ¿no?
Felipão es un misterio. Desde 2001 que dirige seleccionados nacionales, lo cual quiere decir que en estos últimos ocho años no ha tomado el pulso de un equipo de club, de sus necesidades cotidianas, del vestuario con gente que convive durante toda la temporada, en vez de reunirse de vez en cuando.
Los técnicos suelen pasar sin problemas de clubes a selección, pero en la otra dirección puede ser más complicado. Tienes que trabajar mucho más, con otros parámetros, algunos de ellos novedosos para ti.
Dicen que fue un gran entrenador de club, pero muchos tienen dudas.
Al comenzar su carrera, en su país, mostró una personalidad de capataz de hacienda yerbatera, con gritos, disciplina y juego "enérgico", del tipo que no les gusta a los brasileños.
Este Felipão fue el que se hizo cargo del seleccionado cuando la indisciplina hizo temer que Brasil no lograría clasificarse para el Mundial 2002.
Brasil ganó ese mundial, pero la mediocridad de la oposición fue llamativa.
Turquía, que no es una potencia precisamente, lo puso en apuros en el grupo; China y Costa Rica no fueron rivales, ni Bélgica en octavos; una tímida Inglaterra le hizo fuerza en cuartos y otra vez enfrentó a Turquía en semis.
Alemania, el otro finalista, fue uno de los equipos de ese origen más débiles que se recuerdan.
Y desde entonces, Felipão no ha entrenador a equipos de clubes.
Sus antecedentes en este sentido lo pintan como un disciplinario, más Capello que Rijkaard.
Para colmo, nadie sabe quién manda en el Chelsea cuando Abramovich está distraído o concentrado en su despampanante compañera y la colección de arte que están creando.
En los corrillos futbolísticos de Londres se dice que Peter Kenyon, el director ejecutivo del Chelsea, no pincha ni corta en muchos asuntos importantes, entre ellos la contratación del nuevo entrenador.
Abramovich es hombre de círculos de amigos, de confidentes y favoritos, que cambian con relativa frecuencia, por razones de lo más caprichosas.
El actual favorito es Vlado Lemic, un agente serbio, íntimo de Piet de Visser, un confidente holandés de Abramovich, y de Frank Arnesen, un danés a cargo de los exploradores y de desarrollar el semillero del Chelsea.
Esta cábala ha desplazado, tal vez momentáneamente, al "superagente" israelí Pini Zahavi, el hombre que trajo a Mourinho e introdujo a Grant.
Grant era un entrenador de tercera categoría, del seleccionado israelí y de clubes de su país. Llegó al Chelsea de la mano de Abramovich, con quien había entablado amistad, pero a quien no le tembló la mano del cuchillo después de la final de la Champions, en Moscú.
Ahora le toca a un personaje algo más impresionante, un brasileño "peso pesado". Se dice que Lemic negoció con Felipão, tras la cortina de humo de supuestas gestiones con Hughes, Ancelotti y Spalleti.
Scolari tiene nacionalidad impecable, carácter fuerte, experiencia... ¿Qué más?
Bueno, habrá que verlo en el campo. Además de que Felipão ha estado "de vacaciones" estos ocho años, los escépticos dicen que es fácil jugar bien cuando uno tiene a once internacionales brasileños, y que esta generación de portugueses es la mejor de la historia.
El Chelski es otra cosa.
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No me osaría a criticar a Scolari, los resultados hablan por él: campeón del mundo con Brazil, sub campeón de la Euro con Portugal y asi también un tercer lugar del mundo. Un record nada despreciable. Es un gran técnico y le dará al Chelsea lo que ha buscado por tantos años: la orejona, la champions.Bien por el ruso. Y sobre los fichajes, con el plantel que tiene y la llegada de Ronaldhino será suficiente. El Dhino viene con hambre de recuperar su trono y lo va hacer con el Chelsea
Muchas gracias,
Melvin
me parece que felipao deberia quedarse donde esta .no creo que haga historia en inglaterra pero ya sabemos poderoso caballero es don d....o
felipao es lo maximo el mejor entrenador amo portugal y brasilll