Entrenador español, se busca, para fútbol inglés
Tottenham Hotspur 5-1 Arsenal FC. Este resultado ha dejado con la boca abierta a media Inglaterra. (La otra mitad no se lo cree.) Es que la paternidad de los Gunners sobre los Spurs ya forma parte del folklore nacional.
Nadie duda de que haya transformado la mentalidad y el rendimiento de un plantel que estaba resignado a su destino de perdedor.
La transformación es tan profunda que alcanza a los estereotipos nacionales: hasta hace muy poco tiempo persistía la noción de que los entrenadores ingleses estaban al frente en los avances técnicos y tácticos de su oficio.
Ahora sabemos que, de todos los requisitos al parecer necesarios para triunfar como entrenador en el plano internacional, los ingleses sólo están al frente en su dominio del idioma inglés. En todo lo demás boquean inermes.
(Y hasta sobre eso del idioma muchos expresan dudas: el francés Arsene Wenger, del Arsenal, por ejemplo, habla inglés con más fluidez, precisión gramatical y riqueza de vocabulario que muchos de sus colegas ingleses.)
Italianos, alemanes, franceses, brasileños, holandeses… los técnicos de los países futbolísticamente avanzados se cotizan en el mercado mucho más que los ingleses. Y ahora les ha llegado al turno a los españoles, que han pasado de importar entrenadores a exportarlos.
En Inglaterra destacan el trabajo de Rafael Benítez en el Liverpool, con dos finales de Liga de Campeones, una ganada y otra perdida, pero el logro de Juande Ramos en el Tottenham se nos ocurre tanto o más impresionante.
Liverpool había perdido el hábito de ganar antes de la llegada de Benítez, pero el club y su afición conservaban los recursos y el orgullo para confiar en una recuperación. Era un gigante fatigado, pero todavía fuerte.
El Tottenham no puede abrevar en un pasado tan glorioso y cercano. Su decadencia tomó las características de una agonía, en contraste con la prosperidad deportiva e institucional de Arsenal y Chelsea, sus grandes rivales londinenses.
Los secretos de Ramos, como los de Wenger, son de sentido común: motivación, planificación, buena dieta, buena preparación, atención a los detalles, disciplina, dedicación, seguimiento de los problemas, en vez de barrerlos debajo de la alfombra, como hacen, por ejemplo, en Newcastle.
Las virtudes del español Ramos y el francés Wenger son “inglesas” según el estereotipo nacional de los entrenadores.
En declaraciones a El País, Ramos dijo que se había encontrado con “un equipo hundido, deprimido, que había perdido siete de 11 y que se dejaba remontar. Los jugadores no confiaban en ellos. Hemos transformado la mentalidad de la plantilla con esfuerzo y trabajo. Hemos recuperado la garra y la ilusión por jugar”.
El corresponsal, Juan Morenilla, destaca que a poco de llegar Ramos “dejó fuera del equipo titular a Berbatov y Robbie Keane”. Y estos jugadores, ya recuperados, han sido cruciales en la buena marcha del equipo.
Ramos y sus colaboradores españoles quedaron atónitos ante el caos en la dieta de los jugadores del Tottenham: “Antes comían lo que se come en un bufé normal de un restaurante: les importaba que la comida tuviera buen sabor más que fuera saludable”.
El nutricionista Antonio Escribano cambió esto, con una dieta calculada para cada jugador, prohibiendo los dulces, el ketchup y las salsas.
Ramos también dijo a Guillem Balagué, del Times y Diario As, que debió adaptarse a la costumbre local en la preparación física:
“En Sevilla, cuando teníamos doble sesión, teníamos una en la mañana y luego comeríamos, descansaríamos y volveríamos para la segunda sesión a las 4 o las 5 de la tarde. Aquí, tras finalizar el almuerzo, a la una o las dos, los jugadores quieren volver a trabajar.”
El entrenador español no entendía cómo un jugador con el estómago lleno pudiera trabajar bien, pero “así son las cosas aquí y es mejor que nosotros, que recién llegamos, nos acostumbremos, en vez de cambiar la costumbre de todo el equipo”.
Flexibilidad, flexibilidad. Los buenos técnicos no tienen miedo de improvisar y modificar sus rutinas, si es por el bien común.
Y ese Tottenham 5 – 1 Arsenal es el mayor testimonio de lo acertado de este enfoque.
¡Ahh! Juande Ramos ya se comunica en inglés con sus pupilos. Un inglés rudimentario, por ahora, que corrige cuando es necesario su colaborador uruguayo, Gus Poyet.
Pero estamos en el siglo 21, y hasta el entrenador del seleccionado inglés es un italiano que dedica cuatro horas por día a aprender inglés.
ComentariosAñada su comentario
Querido Raúl:
Te lo dije el 13 de enero a propósito del Newcastle.
Es fácil:
Se llama a un entrenador que no tenga ni idea de los problemas del club.
Se le mete en un pub y se le ponen por delante tres pintas de auténtica english bitter cerveza
Se le ofrece un contrato seguro, un buen sueldo y antes de acabar la segunda, el español firma seguro y se ahorran el coste de la tercera pinta.