Los tabloides revisitados
![A sign direcing people to The Leveson Inquiry is displayed at The Royal Courts of Justice](/staticarchive/75a293eb79f519767bf0edf23d6282108a204797.jpg)
En estos momentos se lleva a cabo una investigación sobre la conducta de la prensa sensacionalista, dirigida por un juez.
Los procedimientos se realizan en público, por lo que ha sido posible ver en directo los testimonios de celebridades como Hugh Grant, pero también de personas comunes y corrientes como los padres de Milli Dowler, la niña secuestrada y asesinada en 2002 y cuyo teléfono fue hackeado por un detective contratado por News of the World.
Hace unos cinco meses, cuando el escándalo estaba en su punto más algido, escribí una defensa de los tabloides.
Mi tesis, básicamente, era que los periódicos sensacionalistas tienen tanta fuerza política en países como Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, porque allí se le da importancia a sus lectores como actores políticos. Si lo mismo no ocurre en buena parte de América Latina es porque, con nuestras estructuras en ocasiones cuasifeudales, esta franja de la población no tiene importancia real para nuestras clases dirigentes.
Sigo pensando lo mismo, pero en ese artículo (por cuestiones de espacio y sencillez), preferí no ahondar en el oscuro lado cotidiano de los tabloides.
Ese lado es el que aflora en los testimonios públicos. El relato que ha ido emergiendo es digno de una película de horror barata, donde periodistas, editores y dueños de medios no respetan límite ético alguno en su afán por conseguir exclusivas.
Uno de los testimonios que más me impactó fue el de Anne Diamond, una veterana periodista que se convirtió en una pequeña celebridad en los años 80, por lo que -como la miel a las moscas- empezó a atraer la atención de los tabloides. ()
![Anne Diamond](/staticarchive/11c0be56295b26bec467b566824aafa235ecb0c0.jpg)
Anne Diamond, a su llegada al tribunal para rendir testimonio.
De ahí en adelante -asegura- su vida se convirtió en un infierno: los tabloides de Murdoch (News of the World, The Sun y Today), empezaron una despiadada campaña en su contra que los llevó a escarbar en su pasado, a entrar en su casa utilizando mentiras, a sobornar a las jóvenes que cuidaban de sus hijos, e incluso a entrometerse en el funeral de su bebé, quien falleció por el llamado síndrome de muerte súbita.
Este año, al ser entrevistada para un documental sobre Rupert Murdoch, Anne Diamond asegura que descubrió lo que siempre había sospechado: que toda la persecución en su contra fue premeditada.
Según Diamond, un antiguo mayordomo del magnate reveló, en el mismo documental, que luego de que ella se atrevió a increparlo en público, Murdoch llamó a sus editores para decirles que debían convertirla en un blanco.
La investigación aún no ha concluido. Todo lo dicho hasta ahora son sólo testimonios (aunque muchos de ellos respaldados por pruebas documentales) y aún no se ha tocado la otra pata del monstruo: el insaciable apetito de su público por las historias que publican los tabloides.
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Si existe la Prensa Sensacionalista es porque existen personas que les gusta y adquieren ese material; por lo que se convierte en un negocio lucrativo para editores. El lado oscuro existe cuando ese tipo de Organo interfiere con la vida privada de las personas y las maneja como una mercancia mas. Y a los Gobiernos democraticos no les es facil poner freno a esas publicaciones a excepcion que causen problemas de Seguridad Nacional.