Los medios y el narco
Confieso que siempre siento algo de pudor cuando decido escribir sobre el gremio al que pertenezco. Prefiero que el reportero haga el reportaje en lugar de ser el centro de la historia. No me gusta que aproveche su tarima para hacer exigencias y reclamos.
Además, no hay duda de que hay gremios que sufren mucho más y que no tienen la capacidad de persuadir al editor del turno para que le de unos centímetros de más en la edición del día.
Pero esta vez es diferente. No sólo porque en México en la última década han asesinado a 64 periodistas y desde hace tres años hay 11 más desaparecidos, sino porque, Elia Baltasar, coeditora del diario mexicano Excélsior y cofundadora de la Red de Periodistas de a Pie, "la prensa mexicana está bajo muchos fuegos. Está bajo el fuego de la violencia, el fuego de la impunidad y la indolencia gubernamental. Y estamos bajo el fuego de las críticas, de la desconfianza ciudadana. Y bajo circunstancias laborales muy desfavorables".
El sábado pasado por primera vez en la historia, cientos de periodistas marcharon en varias ciudades de México en protesta por la violencia.
La gota que rebosó el vaso cayó a finales de julio cuando el Cartel de Sinaloa en Durango secuestró a cuatro comunicadores para obligar a los medios donde trabajan a difundir mensajes contra organizaciones rivales. Dos de los periodistas fueron liberados por sus captores y el resto fue rescatado por la Policía Federal.
Pero ¿qué hacer?, además de manifestarse. Lo primero quizás es encontrar soluciones para poder garantizar el flujo de la información. Alberto Nájar, uno de los periodistas del equipo de 91ȱ Mundo en Ciudad de México, habló largo sobre el tema la semana pasada con el catedrático de la UNAM Raúl Trejo.
El profesor Trejo sugiere crear grupos de periodistas de muchos medios que cubran historias sobre narcotráfico en conjunto y luego las publiquen sin firma. De esta forma se garantiza el anonimato de los reporteros y los medios se plantan en bloque frente a la amenaza de los violentos.
Pero la coyuntura también sirve para mirarse al espejo y reflexionar sobre la forma en que los medios enfrentamos la cobertura y preguntarse si a veces terminamos convirtiéndonos en una especie de portavoces de las organizaciones delictivas.
El profesor Trejo cuestionó por ejemplo la utilidad que pueda tener publicar el mensaje que escribe en una manta alguno de los carteles. Aunque hay quienes piensan que no mostrar las ya famosas "narcomantas" es tapar una parte de la realidad.
Un elemento a tener en cuenta es que los carteles también entendieron que aparecer en los medios les puede ser de mucha utilidad.
Julio Andrade, de La Razón de México, : "Los narcotraficantes quieren establecer un ambiente de zozobra que haga más difícil su combate. Pero no sólo ellos, también están los que apuestan por la dureza en el combate al crimen y en la implementación misma de las leyes".
En otras palabras y como ha sucedido en muchos otros contextos, la prensa parece haberse convertido en objetivo y herramienta de guerra que genera un nuevo desafío para el ejercicio periodístico.
Para afrontarlo, además de buscar alternativas de seguridad y mayor protección para los reporteros por parte de los dueños de los medios, también habría que pensar en la forma como se puede defender el gremio a través del contenido.
Quizás habría que hacer cada vez más énfasis en evitar el mero conteo de muertos, el enfoque exclusivamente criminal, sin ofrecer el contexto social y económico, sin analizar el tema del consumo y la utilidad de la guerra misma.
Para encontrar soluciones siempre es bueno entender mejor el problema y a mi juicio los medios nos hemos equivocado con frecuencia a la hora de explicar el fenómeno del narcotráfico.