El ladrón y los medios
La semana pasada mi colega Hilary Bishop ya se refirió brevemente en este blog al escándalo en el que se ve envuelto el parlamento británico. Pues bien, vuelvo a él esta semana porque ha seguido creciendo. Se anuncia hoy que el próximo 21 de junio renunciará el presidente de la Cámara de los Comunes, Michael Martin.
El anuncio se produce unas 24 horas después de que se le pidiera públicamente que renunciara, rompiendo así con una tradición de más de 300 años según la cual el presidente de la Cámara era intocable.
El contexto del escándalo está muy bien explicado por mi colega Raúl Fain Binda en su nota "Un escándalo muy británico".
Aquí digamos simplemente que el asunto gira en torno a que los parlamentarios británicos tienen derecho a cobrar al contribuyente gastos incurridos estrictamente en el desempeño de sus tareas parlamentarias y ahora se ha revelado que numerosos de ellos han abusado escandalosamente del sistema.
La información ha precipitado una crisis política con pocos precedentes en la historia moderna del país. Muchos vaticinan que el impacto del asunto será duradero y de largo alcance.
Pero como me recalcaba mi colega Hernando Álvarez, el caso presenta, además y desde el principio, unos dilemas interesantes, sobre todo para los periodistas.
Para empezar, por poco no nos enteramos de que existían razones para que se produjera un escándalo. Michael Martin, el presidente de la Cámara de los Comunes obligado a anunciar hoy su próxima renuncia, hizo todo lo que pudo para impedir, por vías administrativas y legales, que se publicara la información sobre los gastos parlamentarios.
Nos enteramos gracias a un ladrón. A un ladrón aún no identificado, que extrajo ilegalmente de la Cámara de los Comunes la base de datos con la información detallada y se la entregó a un diario. Es decir, la corrupción de algunos parlamentarios ha sido expuesta gracias a que alguien cometió un delito.
¿Qué debería ocurrirle al ladrón?
¿Su robo es justificable porque se trata de un asunto de interés público que podría no haber salido a la luz de otra manera? ¿Habría que perdonarlo o arrestarlo?
Se podría argüir que el ladrón actuó en defensa de la democracia, de la ley y del interés público. ¿Un héroe, entonces?
Pero... ¿sigue siendo héroe si de hecho -como se cree, pero no se ha podido confirmar- vendió la información robada a un diario por altas sumas de dinero, o sea, si cometió el crimen con fines de lucro?
¿O acaso son compatibles la defensa del interés público y la ganancia personal?
Y en cuanto al diario...
¿Es legítimo que un diario pague por información robada? Varios periódicos han filtrado a los medios que el material les fue ofrecido a ellos primero pero que lo rechazaron ya sea por razones éticas o financieras (se dice que las sumas exigidas por el ladrón eran enormes).
El , el diario conservador que al final sí consiguió y publicó la información, se ha negado contundentemente a confirmar si pagó o no pagó. Y quienes suponen que sí lo hizo (la mayoría de los comentaristas) debaten su probable motivación.
Hay quienes arguyen que la decisión del diario de pagar (si es que pagó) estuvo motivada por su deseo de defender la democracia y la honestidad de la vida pública. Otros, en cambio, señalan cuánto ha aumentado su circulación diaria y cómo se ha concentrado en destacar especialmente las irregularidades cometidas por el partido al que no apoya, que es el partido laborista de gobierno.
Por el momento, la indignación popular contra los parlamentarios expuestos como sinvergüenzas es tan feroz, que pocos se han puesto a reflexionar sobre el papel de los medios y la ética periodística.
Está claro que había un escándalo que exponer. Está claro también que como consecuencia de haberlo expuesto el electorado británico contempla a sus representantes políticos con una mezcla de desprecio, cinismo e indignación. Por ahora eso es suficiente, no hay energía para más.
Pero quizás llegue el momento, en un futuro no muy lejano, en el que la opinión pública se dé cuenta de que en este lío nadie huele a rosas y se concentre, aunque sea brevemente, en el ladrón y la prensa y se pregunte: ¿el fin justifica los medios?
¿Ustedes qué piensan?
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¡Que enredo ético mi hermano!
Si el ladrón cobro, entonces no hay nada que agradecerle, ya cobro y de héroe no tiene nada. Si el periódico pago, entonces hay que reclamarle muy pronto su dardo venenoso a la profesión del periodismo y por cavar mas hondo el foso de la denigración de la sociedad británica. Si los miembros del parlamento se aprovechan para vivir más cómodos a costillas de los que pagamos impuestos, entonces la situación amerita una drástica sacudida de las estructuras. En suma, todo parece un lodazal de deshonestos. Ver el ejemplo de Santiago Gori, el taxista que en Argentina devolvió un dinero, es una luz, ¡pero necesitamos muchas mas luces!
El fenómeno de una deshonestidad general, en mi opinión va de la mano con la forma como entendemos la sociedad de las oportunidades, esa presión compulsiva a decir si a todas las oportunidades sin prestar cuidado a los costos morales, es puro oportunismo. Este es un virus muy peligroso.
Estimada Julia Zapata:
Usted plantea estas preguntas sumamente interesantes.
JZ: "¿Su robo es justificable porque se trata de un asunto de interés público que podría no haber salido a la luz de otra manera? ¿Habría que perdonarlo o arrestarlo?"
SF:quien lo hizo no tuvo la valentía de denunciarlo frontalmente para que saliera a la luz de otra manera.
Perdonarlo con ciertas reservas porque este robo es un delito y a su vez una traición a la Cámara de los Comunes y aún a pesar de ser un asunto de interés público no deja de ser un delito.
JZ: "Se podría argüir que el ladrón actuó en defensa de la democracia, de la ley y del interés público. ¿Un héroe, entonces?"
SF: No , definitivamente no actuó en defensa de la democracia ni de la ley ni del interés público y sí podría haber salido a la luz de otra manera , no bajo el anonimato, con el trasfondo rapaz ahora en entredicho de obtener dinero por dicha información , un héroe ni pensarlo siquiera porque hubiera dado la cara aún a riesgo de enfrentar un juicio por el robo de información enfrentándose a la Cámara de los Comunes siendo su única transgresión a la ley el robo.
JZ: "Pero... ¿sigue siendo héroe si de hecho -como se cree, pero no se ha podido confirmar- vendió la información robada a un diario por altas sumas de dinero, o sea, si cometió el crimen con fines de lucro?"
SF: El ladrón de la información a todas luces permanece en las sombras ¡¿porque hacerlo así?!... un verdadero héroe hubiera afrontado las consecuencias de su robo para que esa verdad se conociera con la "única gratificación" de dar a conocer información de estas proporciones para ayudar a sus compatriotas.
JZ: ¿O acaso son compatibles la defensa del interés público y la ganancia personal?
SF:Creo que son compatibles pero de otra forma, no a mansalva como en este caso porque vamos a suponer que el ladrón o la ladrona hubiera denunciado el hecho ante las instancias judiciales correspondientes eso sí hubiera sido un legitímo interés por beneficiar a sus compatriotas de tal rapacidad cosa que no hizo.
Por lo cual creo que es un traidor, un ladrón , una persona ambiciosa y sin escrúpulos cuya principal motivación fué el beneficio personal y no deja de ser igual de rapaz que quienes fueron objeto de su denuncia y de sus supuestos compradores, aún a pesar del interés público y de los beneficios para sus compatriotas ahora que es conocida esta información, no creo sinceramente que ese fuera su motivación principal muy remoto sería el caso ya que usted menciona que algunos medios declararon les fué ofrecida la información lo cual de confirmarse habla indirectamente que se vendió al mejor postor.
Incluso habría que pensar y preguntarse que aún de incogníto en el fondo pudiera verse beneficiado allí dentro en ese lugar de trabajo por los sucesos desatados tras conocerse la información y de todas maneras ganaba vendiendo la información y quedándose allí mismo beneficiandose con la renuncia de los afectados y los cambios que vendrán.
JZ: ¿Es legítimo que un diario pague por información robada? Varios periódicos han filtrado a los medios que el material les fue ofrecido a ellos primero pero que lo rechazaron ya sea por razones éticas o financieras (se dice que las sumas exigidas por el ladrón eran enormes).
SF: Es asombroso leer que a varios medios les fué ofrecido el material pero lo rechazaron, quienes lo rechazaron por ética bien, pero declarar que no pudieron pagar es un descaro ,tampoco es legítimo que se pague porque traicionan la ética, se convierten en complíces de un ladrón a quien no pueden deunciar así que vienen quedando al mismo nivel que su vendedor.
Traicionan la ética y favorecen el demérito de quienes sí son verdaderos héroes aquellos quienes trabajan día a día al arriesgando su seguridad y su propia vida como periodistas para obtener de manera legítima una noticia.
Respondiendo a su última pregunta ¿ el fin justifica los medios ? a manera de conclusión: ¡ no!... esta postura sólo ensombrece y convierte en pantanosos todos los terrenos.
Un saludo Sofía Félix GdC