"Todas las cubanas son putas", me espetó con muy mala cara un parroquiano en un bar de Barcelona apenas oyó que yo vivÃa en Cuba. Tal generalidad me pareció infame, aunque debo reconocer que se trata de un criterio muy extendido.
Asà se percibe Cuba desde los hoteles, como centros turÃsticos rodeados de prostitutas a la caza de "exitosos" machos, esos que se ven obligados a viajar 5.000 kilómetros para poder tener una relación sexual, por la que además deben pagar.
Muchos se sorprenderÃan si supieran que en Cuba el sexo es de las pocas cosas gratuitas y no racionadas. No debe ser reconfortante para el ego masculino darse cuenta que se ha estado pagando por algo que todos los demás hacen por placer.
No pretendo criticar a las "jineteras", tengo un par de buenas amigas que se dedican al oficio y son para mà tan respetables como cualquier otra mujer. Pero incluso ellas estarÃan de acuerdo conmigo en que representan una Ãnfima parte de la población femenina.
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Aquà en la isla la gente se ha puesto muy contenta porque se han enterado de que Obama eliminó las prohibiciones de Bush, ahora los cubano-americanos, es decir sus familiares, podrán venir de visita una vez al año y enviar remesas de dinero.
Gracias a Dios que existe el mercado negro de Internet, las antenas clandestinas y sobre todo "Radio Bemba", porque los medios de prensa nacionales no han dicho nada al respecto. Pensarán ¿para qué?, si al fin y al cabo ya se enterarán cuando empiecen a llegar los vuelos de Miami.
Por el contrario, los periódicos oficiales, es decir todos, se han centrado en una reciente sanción que el Departamento del Tesoro de los EEUU le aplicó a una empresa lechera por comerciar con Cuba, una multa unos 20 mil dólares, según cuentan.
Sin embargo, el levantamiento de las restricciones es un hecho, aunque no aparezca en las noticias de la prensa nacional, y se convierte en el primer gesto polÃtico de la nueva administración norteamericana hacia el gobierno cubano.
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La destitución de continúa siendo un misterio para la mayorÃa de los mortales, a excepción del reducido grupo de comunistas que estuvieron presentes en la reunión del Buro PolÃtico del Partido.
Después que escribà el anterior artÃculo de este blog, "Las mieles del poder", aparecieron -sin decir cuáles son- y reafirman su fidelidad eterna a Fidel, Raúl y el Partido.
Me resulta curioso que no se declaren también fieles a la Patria, la Revolución, el Socialismo y sobre todo al pueblo, el mismo que los eligió como diputados del parlamento y al cual Lage gobernó y Felipe representó en el extranjero durante una década.
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Recuerdo que el escritor cubano, Lisandro Otero decÃa que en el capitalismo el ciudadano nunca sabe qué es lo que pasará, mientras que en el socialismo el ciudadano nunca sabe que fue lo que pasó. Debe ser eso o que yo me perdà algo.
Mi sorpresa es enorme esta semana cuando me entero que tanto el vicepresidente del Consejo de Estado como el canciller de la república resultaron ser dos personas indignas, seducidos por las mieles del poder y prospectos del enemigo.
Sin lugar a dudas me perdà una parte de la pelÃcula porque, hace apenas un año, ambos habÃan sido ratificados como miembros del gobierno y seguÃan perteneciendo al Buró PolÃtico del Partido Comunista de Cuba.
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