Ibracadabra, ¿magia o locura?
La abundancia y variedad de opiniones sobre la operación que ha llevado a Zlatan Ibrahimovic al Barcelona y a Samuel Eto'o al Inter enfatiza su importancia, tanto deportiva como comercial y del espectáculo.
Se discute si el sueco es mejor que el camerunés, o más completo, o ambas cosas, o ninguna de ellas. Sobre esto, cuesta mucho encontrar un juicio más lapidario que el de José Mourinho, el técnico del Inter: "Ibra es mejor con la pelota al pie, mientras que Samuel es mejor con la pelota al vacÃo; sólo un técnico estúpido estarÃa satisfecho de perder a Ibra, y sólo un técnico estúpido no estarÃa satisfecho con la llegada de Eto'o."
Se habla hasta por los codos si la operación es disparatada, en el orden de las compras faraónicas de Ozymandias Pérez en el Real Madrid, o si es algo necesario, natural y lógico, dadas las condiciones del mercado.
Unos dicen que el Barça no necesitaba el aporte de "Ibracadabra" (un mote que se hará universal, hasta ahora limitado al ámbito italiano), que es una reacción de pánico ante los refuerzos del viejo enemigo.
Otros dicen que estamos ante una aventura ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹ de Joan Laporta, que se acerca al fin de su presidencia y, ya se sabe, quiere liderar toda Cataluña, en vez de una parte de ella, importante pero limitada.
(Ahora se queda con el mérito de una operación cuyos flecos negativos terminarán fastidiando a su sucesor, mientras él disfruta desde lejos.)