¿Está diciendo la verdad Victor Conte, el gran corruptor?
Ahora resulta que , tan buena, tan linda, tan simpática, era la mentirosa, mientras que , el responsable de la mayor operación de dopaje conocida en la historia del atletismo, decía la verdad.
Ella nos juró que nunca se había dopado. El nos contó con lujo de detalles cómo ella se inyectaba en su presencia.
Jones mintió durante varios años, en todos los niveles, a todo el mundo. Ahora se resigna a decir la verdad porque de otro modo habría ido a la cárcel por mucho tiempo.
La atleta, o ex atleta ahora, acaba de devolver las tres medallas de oro y dos de bronce que ganó en las Olimpiadas de Sydney, en 2000. Bueno, que robó, porque según su confesión de los otros días, había comenzado a doparse en 1999.
¿Y antes de 1999? Aquí hay algo raro, porque da la casualidad de que algunos de los mejores registros de Marion fueron anteriores a los juegos del 2000, de modo que en ella, a diferencia de los atletas convencionales, el efecto del dopaje habría consistido en una reducción del rendimiento.
He aquí un ejemplar único, la atleta que se dopa para correr más despacio.
Claro, este pequeño problema lógico se resuelve si llegamos a la conclusión de que ella también se drogaba antes de 1999, pero si nos atenemos a la legalidad, la Jones de 1997 estaba tan limpia como un pajarito.
Esta situación atenta contra la justicia natural, de la misma forma que todos rechazamos instintivamente que una atleta griega, en desgracia por corrupción desde 2004, herede el oro de los 100 metros de Marion, porque nada prueba que su culpa del 2004 también existía en el 2000.
Con la culpa de los atletas y el dopaje ocurre algo muy similar a lo que ocurrió durante mucho tiempo en el terreno de los relatos policiales.
Hubo una época en que tanto los escritores de libros como los guionistas de películas debían pregonar que el mal no pagaba, que el crimen perfecto no existía, que tarde o temprano los responsables de un delito serían llevados ante la justicia.
Luego se abrió paso la comprobación que este mecanismo, tan conveniente en el terreno ideal de la fe religiosa, no servía en el ámbito de la vida cotidiana, donde todos podían comprobar a diario que innumerables bandidos se hacían ricos con impunidad.
En las películas modernas el malvado no va necesariamente a la cárcel, ni ve que el viento dispersa los millones de dólares que llevaba en una valija: el castigo, si existe, suele ser moral.
Los dirigentes del deporte nos dicen que todos los atletas que se dopen serán descubiertos. Tonterías: descubriremos a algunos, en una proporción desconocida pero que probablemente sea ínfima en comparación con la gravedad del problema.
La solución, o una parte importante de ella, consiste en solicitar la ayuda de los verdaderos expertos. ¿Y quién más experto que Victor Conte?
Dick Pound, el director de Wada, la agencia antidopaje internacional, dice ahora que está dispuesto a pedir la cooperación de Conte, el corruptor de numerosos atletas.
Y al parecer Conte tiene mucho que decir. Asegura que el Comité Olímpico Internacional cierra los ojos ante la evidencia y que las plusmarcas mundiales deben ser eliminadas de los registros. “Los juegos olímpicos son un fraude y siempre lo han sido”, dijo al Times de Londres.
El responsable del laboratorio Balco, que proporcionaba drogas a numerosos atletas, entre ellos Marion Jones, dice que no menos de 5.000 atletas que participaron en los juegos del 2000 también se drogaban.
Agregó que el sistema de control está desbordado, porque en los recientes Campeonatos Mundiales de Osaka, ninguno de los 1.132 participantes dio positivo. (Los optimistas habían presentado esto como un signo positivo.)
Conte dijo la verdad sobre Marion Jones. Y entonces cabe preguntarse: ¿está diciendo la verdad sobre lo demás?
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Por Dios....para que opinar;ya todo es un asco...sin duda los humanos no tenemos mas cerebro que para corrompernos unos a otros..los pocos inocentes(atletas)que entran a estos circulos los obligaran a trangredir (no se con que argucias) pero lo lograran; asi que lo que hay que limpiar es la moralidad de los de arriba,de los que mandan y ganan millones por estos actos....NO OBSTANTE ME PARECE QUE ESTA IDEA SE GENERA POR LA ESPERANZA DE SER "ORIGINALES"....PERDEDORES O GANADORES PERO GENUINOS...todo lo demas ES "UTOPIA"
Cuánto hay de cierto que finalmente el joven e inexperto atleta es presionado y extorsionado por el medio, que le exige mejores rendimientos al más breve plazo, como dice el dicho: el culpable es el chancho o el que le da el afrecho!
¿Es que alguien con cuatro dedos de frente puede estar sorprendido con esto? Las marcas logradas por los "atletas" de alta competencia son imposibles de lograr sin ayudas químicas. El cuerpo humano, sin este tipo de ayudas, no es capaz de realizar las "proezas" que exhiben estos "atletas".